Las zonas erógenas de la mujer van mucho más allá de la vagina o el clítoris. La verdad es que cualquier parte del cuerpo con una alta concentración de terminaciones nerviosas puede hace que experimentes una infinita sensación de placer. Revisaremos cuáles son las zonas del cuerpo de la mujer que son particularmente sensibles al tacto, la presión o las caricias y que ayudan a la excitación sexual. Las zonas erógenas son una hoja de ruta sexual para conseguir un final feliz.
Existen varios tipos de zonas erógenas que van desde lo más habitual y convencional hasta lo más insospechado.
Cuando hablamos de zonas erógenas primarias, hablamos de los órganos que deben ser excitados para alcanzar un orgasmo. En la mujer, las encontramos en el clítoris y la vagina. El primero se excita mediante suaves caricias y movimientos en forma de círculo. En cuanto a la vagina, únicamente es sensible si encontramos el famoso punto G y debido a la contracción de los músculos gracias a la penetración del sexo masculino.
En el caso de los varones, las zonas erógenas primarias masculinas se encuentran en el glande y el pene. De la misma manera, la excitación se produce por frotamiento con la masturbación o la penetración.
Las zonas erógenas secundarias se caracterizan por ciertas partes de la piel y las mucosas que, excitadas por caricias, a la vez excitan las zonas primarias y multiplican el placer sexual. Estas no son indispensables para alcanzar el orgasmo. En la mujer son el pubis, las nalgas, labios menores y mayores y, cómo no, los pezones.
Cuando hablamos de los hombres nos referimos a la zona que va desde el escroto hasta el ano y el interior de las nalgas. Hay hombres que también sienten placer con mordiscos y caricias en los pezones.
Las zonas erógenas potenciales tienen como objetivo activar un conjunto de sensaciones que puedan estimular las zonas primarias y provocar la humedad y la excitación. Estas zonas tienen una dimensión erótica y varían de una persona a otra, tanto a nivel de localización como de intensidad. Cuello, orejas o incluso pies. Cada uno tiene que descubrir las zonas de deseo, presentes en todo el cuerpo.